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Tercera visión: la cinta para medir

Alcé la vista y, al mirar, vi a un hombre que tenía en la mano una cinta para medir. Le pregunté:

— ¿A dónde te diriges?

Me respondió:

— A medir Jerusalén para saber cuál será su anchura y su longitud.

Se marchaba ya el ángel que estaba hablando conmigo, cuando otro ángel le salió al encuentro

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